Que viva la deportiva
24 Junio 2010
Hace casi medio siglo se inauguró la Ciudad Deportiva “Enrique Fernández Martínez”. En la denominación –“Ciudad Deportiva”- ilustraba el tamaño de los sueños. La ciudad, el país entero vivían el sueño de la modernidad.
No era asunto menor “La Deportiva”, como todos le llamamos con familiaridad. En 1963, el equipo León jugaba en La Martinica, un campo hecho a la vieja usanza; los beisbolistas tenían por máximo recinto el Estadio Patria, cuyos muros de piedra se hicieron originalmente –en el siglo 19- para albergar una Penitenciaría. Los futbolistas amateurs tenían el “Fernández Martínez”, un estadio tan chiquito y feo que nadie lloró cuando lo tiraron.
El resto jugaba en el llano o en la calle y apenas unos cuantos accedían a los nacientes clubes deportivos como el Atenas o el Juventudes Leonesas. Por eso la magia de “La Deportiva”.
En sus canchas, alberca o gimnasio, miles de leoneses de distintas generaciones se hicieron deportistas. Hoy ya no es la única unidad deportiva (tenemos ocho), pero sigue siendo –con sus 22 escuelas de igual número de disciplinas-, el máximo recinto de los atletas amateurs.
A esta ciudad le hacen falta nuevas ilusiones. Ojala que todos los políticos de cualquier nivel asumieran que, cuando se trata de gobernar, no aplica eso de que “lo importante es competir”. Sólo importa ganar. Y si para eso tienen que hacer obras y acciones que 50 años después sigamos recordándolas con alegría, adelante, que gane el mejor.
Luis Alegre / Revista 012
http://www.012.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=651&Itemid=183
Hace casi medio siglo se inauguró la Ciudad Deportiva “Enrique Fernández Martínez”. En la denominación –“Ciudad Deportiva”- ilustraba el tamaño de los sueños. La ciudad, el país entero vivían el sueño de la modernidad.
No era asunto menor “La Deportiva”, como todos le llamamos con familiaridad. En 1963, el equipo León jugaba en La Martinica, un campo hecho a la vieja usanza; los beisbolistas tenían por máximo recinto el Estadio Patria, cuyos muros de piedra se hicieron originalmente –en el siglo 19- para albergar una Penitenciaría. Los futbolistas amateurs tenían el “Fernández Martínez”, un estadio tan chiquito y feo que nadie lloró cuando lo tiraron.
El resto jugaba en el llano o en la calle y apenas unos cuantos accedían a los nacientes clubes deportivos como el Atenas o el Juventudes Leonesas. Por eso la magia de “La Deportiva”.
En sus canchas, alberca o gimnasio, miles de leoneses de distintas generaciones se hicieron deportistas. Hoy ya no es la única unidad deportiva (tenemos ocho), pero sigue siendo –con sus 22 escuelas de igual número de disciplinas-, el máximo recinto de los atletas amateurs.
A esta ciudad le hacen falta nuevas ilusiones. Ojala que todos los políticos de cualquier nivel asumieran que, cuando se trata de gobernar, no aplica eso de que “lo importante es competir”. Sólo importa ganar. Y si para eso tienen que hacer obras y acciones que 50 años después sigamos recordándolas con alegría, adelante, que gane el mejor.
Luis Alegre / Revista 012
http://www.012.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=651&Itemid=183
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