29 julio 2010
La topografía de León, señalan los expertos, es una pendiente fuerte y también una cuenca abierta que no cuenta con una barranca profunda donde pudieran encausarse las bajadas de agua y formar una presa para retener el agua en la parte alta.
Por León cruzan un promedio de 39 arroyos, de los identificados por las autoridades del Sistema de Agua Potable y que están al pendiente del mantenimiento y su trabajo.
En total son 59 entre arroyos, ríos, canales y bóvedas los que cruzan esta ciudad y que ayudan en el desfogue de aguas de lluvia.
Uno de los principales afluentes es el río de los Gómez, que atraviesa la mayor parte de la ciudad y que ya es una vialidad.
Como descripción de la ubicación que guarda la ciudad, se tiene que León –en el altiplano de la República Mexicana– se encuentra a 35 kilómetros del parteaguas de las vertientes Atlántico-Pacífico, siendo la ubicación de León en la vertiente del Pacífico.
“Del punto más alto que divide el escurrimiento de aguas que caen aquí en la ciudad, unas empiezan a escurrir al Golfo de México, que es el Océano Atlántico, y otras al Pacífico. León esta a 35 kilómetros de ese punto más alto que esta entre San Felipe y León”, explicó el gerente de operación de SAPAL, Agustín Báez.
León es afortunado en el sentido de que toda la pendiente natural, la topográfica, escurre del noreste al surponiente.
En alcantarillado sanitario no se tiene en la ciudad algún rebombeo de aguas negras, y eso a las autoridades facilita la labor de desalojar las aguas para evitar problemas mayores.
Mauricio Zapian / Milenio
http://impreso.milenio.com/node/8807171